martes, 10 de junio de 2008

lunes, 9 de junio de 2008

Buscando la paz interior



La mente de una persona común está debilitada y distorsionada por la fuerza de los errores y los conflictos emocionales que acarrea en sí misma. Por esta debilidad y distorsión es incapaz de ver las cosas tal y como ellas son. Lo que percibe es una visión deforme y determinada por sus propias neurosis emocionales y sus prejuicios.

Mientras que tales elementos distorsionantes no hayan sido arrancados de raíz, la percepción de la persona siempre estará empañada. Pero una vez que los errores sean eliminados, el individuo entrará en un estado en el que la realidad es percibida siempre tal y como es. Entonces, al existir la mente en perfecta sabiduría y liberación, el cuerpo y la palabra fluyen de un modo perfectamente positivo y natural.

Todas las religiones del mundo son parecidas, en cuanto que proveen los métodos para cultivar los aspectos positivos de la mente y eliminar los negativos. Esto es particularmente importante en nuestra era, en la que se concede a la mente racional tal relevancia.

La mente de una persona ordinaria es indisciplinada y descontrolada. Si no desarrollamos una alerta consciente de nuestros procesos mentales y la habilidad de cortar las tendencias negativas del pensamiento en el momento mismo en que nacen, veinte años de meditación en una cueva remota serán de muy poco valor.

La vida es corta y la mayor parte de ella ha pasado ya. Debemos preguntarnos cuánto hemos hecho por despertar. La muerte puede llegarnos en cualquier momento, y cuando llegue habremos de dejar atrás todo excepto las huellas mentales que nuestras acciones han dejado.

La mayoría de las personas hacen los planes más fantásticos para mañana, la semana que viene o el próximo año, pero lo que verdaderamente cuenta es practicar aquí y ahora. Cuando cultivamos hoy la actividad virtuosa, una corriente de cambio positivo se pone en marcha. Esa es la preciosa característica de la vida humana. La humanidad es capaz de influir dinámicamente en su propio estado futuro mediante la aplicación de la sabiduría discriminativa a todas las actividades del cuerpo, la palabra y la mente. Usar y desarrollar esa sabiduría que distingue correctamente es extraer la esencia misma de la vida humana, el camino hacia la paz interior.

Dalai Lama